En la actualidad, vivimos rodeados de tecnología; estamos habituados a hacer uso de ella e incluso en algunas ocasiones, dependemos de su utilidad para poder realizar nuestras actividades. Por ejemplo, iniciamos el día con la alarma que suena del celular programado con anterioridad o con el encendido automático de la televisión. Revisamos la agenda electrónica para saber las citas o entrevistas que tenemos programadas en el día, llegamos al trabajo y comenzamos las labores accediendo a la computadora que se encuentra en red y nos comunica con todos los demás empleados de la empresa o incluso que nos permite dar y recibir información de otras provincias y del extranjero a través de internet. Si necesitamos dinero y ya no atienden las sucursales de los bancos, nos acercamos a un cajero electrónico; si queremos ir a ver una película, ya tenemos alguna cadena de cines que nos permite comprar entradas vía internet y luego pagarlas en una máquina dispuesta en la entrada. Y en la noche, ya cansados en lugar de llamar por teléfono a ese familiar que no podemos ver tan seguido, le enviamos un email.
Todo eso nos hace ahorrar tiempo, algo tan importante en este mundo en el que uno tiene muchas cosas que hacer y necesita hacerlas a una velocidad acelerada porque si no nos alcanza el día.
Ahora vienen las preguntas ¿dónde están las llamadas por teléfono a la secretaria para saber las citas del día? ¿dónde está el quedarnos a charlar cinco minutos con el compañero de la oficina en lugar de saludarlo vía chat? ¿hasta el comprar las entradas en la ventanilla del cine y preguntar a la amable chica que nos atiende qué película nos recomienda? ¿dónde está el contacto con el otro ser humano?
DESDE LA PANZA TENEMOS TECNOLOGIA
Si bien es cierto los avances tecnológicos ayudan mucho e incluso pueden salvar vidas, debemos encontrar el balance para hacer uso pero no abuso de él.
“Ahora el álbum del bebé no comienza con la mamá y el bebé en la clínica, ahora comienza con la primera ecografía 3D en donde ya se le distingue la carita” dice una mamá reciente. Y es totalmente verdad, la tecnología médica no sólo nos permite ver al bebé dentro por una cuestión sentimental sino también para saber si se encuentra bien de salud, es posible detectar alguna patología congénita, prevenir alguna alteración con un despistaje a tiempo.
En el aspecto de la estimulación prenatal, ahora contamos con herramientas que las mamás anteriores no las tenían: cds de música, videos instructivos, audífonos para la panza del bebé, elementos para estimular el sentido táctil, linternas para estimular el sentido visual. Sin embargo, para poder ser plena la sesión de estimulación, la gestante debe estar tranquila, en un espacio cálido, con tiempo y ganas para conectarse con su bebé.
Nada reemplaza la voz materna, los masajes con las manos de mamá, los movimientos rítmicos o balanceos del cuerpo de la mamá; esa es la mejor forma de estimulación y la principal manera de conexión con el bebé.
Un estudio realizado por la Dra. Silvie Richard, Pediatra del Hospital de Tours, (París) sobre la influencia de las vivencias emocionales de la madre durante la gestación, dio como resultado que existe correspondencia entre las perturbaciones emocionales de la madre y los problemas de salud y psicológicos del niño. Esta investigación muestra que en las madres que no estaban pendientes de su embarazo ni pensaban en él, sus bebés nacían con menos peso, tenían más trastornos gastrointestinales y eran mucho más nerviosos que otros niños, además lloraban mucho más en sus primeros años y presentaron más problemas de adaptación. Se puede decir entonces, que las emociones maternales, los mensajes de afecto o por el contrario de indiferencia y rechazo que son transmitidos al bebé por vías hormonales y energéticas influyen en el desarrollo futuro de la personalidad del niño.
ESTIMULACION TEMPRANA TECNOLOGICA
Cuando el niño nace y se inician los primeros cuidados para la satisfacción de las necesidades básicas también se da comienzo a los primeros vínculos; no es dar de lactar solamente, es cómo es el momento de lactancia: el contacto visual, la caricia, el acunar al bebé, el que en el ambiente haya quietud o música suave; el que la mamá le hable mientras come. Esa es la experiencia de la estimulación, el entregarse a estos momentos plenamente hace que los niños desarrollen todo su potencial en cada etapa de su vida.
Ahora contamos con una variedad de alternativas en lo que se refiere al tema de la estimulación, están las clases con diferentes orientaciones y también el material que cada papá o mamá pueden adquirir en establecimientos comerciales: cds, videos, juegos interactivos, juguetes “inteligentes”. Todos estos medios se pueden utilizar pero serían insuficientes si no hubiera un “alguien” con quien el bebé o niño comparta la experiencia.
Por ejemplo, podemos ponerle un video a un niño sobre las formas y los colores y; acompañarlo reforzando verbalmente lo que va viendo, luego del video, presentarle cosas en casa con esas formas y colores, eso sería una sesión de estimulación completa, en lugar de sólo ponerle el programa en la televisión.
Es lo que sucede con los niños un poco más grandes, que los padres reemplazan su cercanía o compañía por un programa educativo o un juego didáctico interactivo en la computadora pero sin una persona al lado, alguien que lo refuerce, que lo motive al aprendizaje.
Podemos mencionar también que la dinámica de una clase de estimulación es básicamente el contacto con el otro: con la estimuladora, con sus padres y con los otros niños. Porque todos esos elementos son la principal motivación del aprendizaje. El que la estimuladora lo mire a los ojos y le hable sobre el material que tiene en la mano y le está enseñando, el que mamá lo tenga en brazos y lo suba o baje para diferenciar nociones espaciales arriba-abajo; el que el otro niño suelte una carcajada y todos los demás rían con él; eso es lo que activa todo el organismo para desarrollarse y aprender.
La tecnología fue creada por el ser humano para ayudarlo y complementarlo, no para reemplazarlo.
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