La danza movimiento terapia
es una técnica que utiliza la danza y el movimiento para promover el desarrollo
integral: en el aspecto cognitivo, físico y socio-emocional de las personas.
La danza movimiento terapia
(DMT) propone que nuestros movimientos reflejan estados emocionales y estilos
de comportamiento. Cada uno de nosotros nos “movemos” como “somos”. Por
ejemplo, tenemos una forma particular de caminar, un estilo para conversar acompañando
nuestra comunicación verbal con movimientos de las manos o incluso una
velocidad y ritmo para hacer las cosas. Todo esto específico en cada uno de
nosotros se llaman Patrones de Movimiento. Al modificar estos patrones de
movimiento se producen cambios internos.
Un espacio de dmt abre las posibilidades de exploración a través
del movimiento, se acompaña de estímulos auditivos, visuales y táctiles y pide
prestado algunas herramientas de las otras artes: pintura, modelado, teatro.
Quien sostiene este espacio es el danzaterapeuta, una persona especializada que
ha sido formada en observación, análisis e intervención psicoterapéutica a
través de la danza y el movimiento.
La sesión de danza
movimiento terapia no es una clase de baile, no se enseñan pasos ni
coreografías. El danzaterapeuta no es un profesor. Por lo tanto, no se requiere
experiencia previa y tampoco condiciones físicas específicas. Es posible
aplicarla en todas las personas, pues se trabaja desde lo que cada una puede
hacer, puede mover o desea expresar, desde el SÍ.
Danza
Movimiento Terapia en los niños
En líneas generales podemos
decir que el movimiento como forma de expresión es parte del ser humano a
través de la historia y, en forma más próxima, mencionaremos que el movimiento
es esencial en las diversas etapas de la vida del ser humano.
El bebé dentro del vientre
materno ya se mueve, podemos decir, a voluntad. En los primeros meses
posteriores a su nacimiento, descubre que moviéndose de una u otra forma puede
lograr respuestas en mamá y papá. Su panorama visual cambia cuando pasa de
estar acostado a poder levantar la cabeza estando boca abajo y más estando
sentado. Alrededor del año, descubre que puede desplazarse por sus propios
medios y no depende de nadie para explorar el espacio. Luego viene el jugar a
correr, trepar, saltar, girar y el movimiento es parte de su día a día y de su
desarrollo; también es su manera de comunicarse.
La dmt puede ser aplicada en
los niños desde lo preventivo y de la intervención psicoterapéutica, en las
distintas etapas de la vida infantil y con objetivos específicos.
Para mencionar algunos
objetivos podemos decir que a través de la dmt:
-
Se fortalece el desarrollo de la
psicomotricidad: el cuerpo desde el movimiento y la emoción.
-
Se propicia la conciencia corporal como
posibilidad.
-
Se
desarrolla una autoestima saludable.
-
Se
promueve el contacto y las interacciones sociales.
-
Se
expresa y orienta emociones: manejando el control de impulsos
-
Se
estimula la capacidad creativa y el juego para la toma
de decisiones y la resolución de inconvenientes.
Un camino desde el inicio
La dmt puede darse como
acompañamiento y preparación para el parto, dándole a la mujer embarazada más
estrategias para afrontar el momento de dar a luz y fomentar la conexión con el
bebé.
Desde el nacimiento se trabaja
apego y vínculo saludable entre mamá-papá y bebé, a partir del sostén y el
aprendizaje para asumir el nuevo rol de padres.
En la infancia se puede
acompañar el despegue y la independencia, el crecimiento emocional y el
desarrollo social.
En la pubertad y
adolescencia se abre el espacio para la exploración de los cambios físicos y
psicológicos, incluso la orientación vocacional.
En los adultos, puede ser
una posibilidad para encontrar nuevas formas de afrontar situaciones y en los
adultos mayores, una propuesta para una mejor calidad de vida.
Una
alternativa psicoterapéutica
En poblaciones con
características específicas puede resultar una alternativa válida pues se parte
desde lo posible, es decir desde lo que cada uno “puede hacer”, a través de un
canal de comunicación distinto: lo no verbal.
La dmt trabaja en
poblaciones infantiles con discapacidad física o mental, trastorno generalizado
del desarrollo, hiperactividad, déficit de atención, en niños con
inconvenientes de comportamiento, con problemas dentro del sistema familiar o
que hayan atravesado alguna situación que comprometa su salud emocional o
afectiva.